Written by: Opinión Política

GLAS: ¿QUIÉN LO REMPLAZARÁ?

Fotografía: Vicepresidencia de la República

«Nadie quiere pelear del lado perdedor, ahora mismo nosotros parecemos el lado perdedor» Jaime Lannister.

Texto: Julián Martínez

Todo pasó muy rápido. El juego político en Ecuador este momento se parece más a una intrincada ficción política, al estilo Juego de Tronos, que al aburrido monólogo al que nos tenían acostumbrados. Dadas las circunstancias actuales, es cuestión de tiempo para que se produzca la inminente salida de Jorge Glas de la vicepresidencia. Ante esa situación el presidente Moreno tendrá que decidir quién ocupará el cargo, y las opciones no son tantas. Las arenas en las que se disputa la batalla por el poder son al menos tres: la Asamblea Nacional, la posible movilización en la calle, y dentro del propio partido. Además de ello, la confianza es un factor determinante para elegir el sucesor o sucesora. ¿Quién reemplazará a Glas en Carondelet?

Primera opción: la confianza

Poner en el segundo cargo más importante del ejecutivo a una persona de su entera confianza es una de las mejores estrategias que puede tener el presidente. Eso garantizaría un aliado incondicional y quien pueda cuidarle la espalda en caso de algún intento de represalia por parte del correísmo. Uno de los hombres de mayor confianza que puede tener Moreno se llama Gustavo Larrea, quien prácticamente lo ha llevado a donde está hoy, y quien además, desde su salida, ha tenido duros enfrentamientos con el correísmo más militante. Sumado a ello, se reconoce en Larrea a un estratega político que sabe moverse en escenarios complicados. La intriga aumenta si consideramos la posible renuncia de Moreno al cargo de presidente por motivos de salud. De este modo, podríamos tener un presidente que no ha sido electo y que esté en franca disputa con Alianza País.

Segunda opción: la política

Uno de los principales retos de Moreno para mantenerse en el cargo será evitar los intentos de desestabilización que vendrán de Alianza País (o al menos de una facción de ellos), quienes a toda costa intentarán retomar el poder, ya que abiertamente han llamado “traidor” a Moreno. En este escenario, el mejor escudo de Moreno puede ser la oposición. Sin embargo, debe ser muy cuidadoso al elegir, ya que los políticos con pasado cuestionable le pueden jugar en contra de cara a la movilización popular. Además, debe buscar aliados con peso suficiente en la Asamblea, para evitar cualquier tipo de desestabilización por la vía institucional (sea juicio político, o muerte cruzada), y que faciliten la negociación con la mayoría de partidos, para evitar el bloqueo legislativo. Por lo tanto, debe buscar esa difícil combinación entre liderazgo fuerte y sin pasado político cuestionable. Entre esos nombres pueden estar Patricio Donoso, Luis Fernando Torres, o la propia Ana Galarza, quien ha sido la asambleísta que más se ha movido en los casos de corrupción contra Glas.

Tercera opción: la legitimidad

En un contexto de cuestionamientos serios a la clase política por casos de corrupción, una tercera posibilidad es elegir a alguien con probada ética y sin tacha en su trayectoria. Alguien que de nuevos aires y siente bases de legitimidad para el proyecto político de Moreno. Al fin y al cabo, Moreno fue candidato por haber estado lejos del desprestigio de la política y ahora mismo se atribuye la misión de «adecentar» la política nacional. Algunos de los nombres que pueden sonar para el cargo en este escenario son el de Nina Pacari, o el de algún miembro de la comisión anticorrupción. Sin embargo, aunque le provea de legitimidad de cara a la opinión pública, elegir a alguien probado, pero con poco peso político puede costarle caro a Moreno, si su interés es mantenerse en el cargo.

Cuarta opción: el partido

Finalmente, Moreno tiene la opción de buscar aliados en su propio partido, forzando de este modo la inminente ruptura. Es decir, negociar dentro de su partido las alianzas necesarias para evitar cualquier tipo de represalia, lo cual implicaría forzar a sus miembros a tomar posturas a favor o en contra suya. De darse esta opción, Moreno tendría la posibilidad de negociar en la Asamblea con bloque propio, con la ventaja de que la oposición ya ha visto que puede liderar el partido sin la intervención de personas como Correa, Glas, y demás hombres fuertes del período anterior.

Moreno se encuentra en una posición de ventaja en este momento. Su aprobación popular es de más del 60% y la oposición puede favorecerle si es que existieran intentos de desestabilización institucional. Parece que está cerca la estocada final para Glas, y se abre una fuerte herida en Alianza País, que poco tiempo atrás era uno de los partidos más disciplinados y cohesionados de los últimos años. Hay que señalar también que esta crisis política es el resultado de 10 años de un gobierno que ha ocupado todas las funciones del Estado, que se ha basado en un personalismo absoluto de Correa y que a todas luces ha ocultado la corrupción bajo la alfombra. Los ciclos se cumplen, y la salida de Correa implicó también el desmoronamiento del partido. Al final del día, lo que quiere un político siempre es lo mismo: conservar el poder; y las alianzas de Moreno se basan en esta premisa.

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