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ESCRIBIR EN LA LENGUA QUICHUA, ¿ES NECESARIO EN ESTOS TIEMPOS MODERNOS?

 La lengua quichua como cualquier otra lengua del mundo tiene las mismas posibilidades de desarrollarse en todos los campos del conocimiento; por medio de la lengua escrita se puede llegar a niveles de abstracción científica, tecnológica, cultural y literaria. Si los quichua-hablantes, dueños de este idioma, creemos que la lengua no es necesaria para perdurar como culturas milenarias, estamos equivocados.

Fotografía: Ministerio de Educación

Rasu Paza Guanolema

Tanto la comunicación oral como la escrita son fundamentales; la comunicación oral es una facultad del ser humano y la escritura es un arte. En estos tiempos, los entendidos en la lengua quichua ya han hecho su parte para estandarizar las grafías. Ahora, es una decisión de los jóvenes dar el paso a la escritura. El mundo de la escritura, con relación a la literatura, es una mezcla de lo fantástico y lo real. Los géneros son múltiples, podemos empezar por la poesía, los cuentos cortos para niños, luego podemos hacer biografías, ensayos y, a un mediano plazo, empezar con novelas.

La situación de dificultad que la lengua quichua ha soportado ha tomado ya cinco siglos, ha determinado la reducción y simplificación de las funciones de la lengua, y al mismo tiempo, al no tener prestigio, se ha producido un debilitamiento y una modificación mutua entre el individuo y su entorno social, aparte de que el individuo mismo ha sufrido una modificación en su forma de ser interna.

Si no decidimos escribir ya, uno de los problemas más graves es la desaparición de la lengua a mediano plazo. Así mismo, si no escribimos, la desaparición de las palabras, de los significados sutiles, de la complejidad del pensamiento propio y de la comprensión del mundo que nos rodea será irreparable. Las unidades léxicas no sólo desaparecen, sino que son reemplazadas por otras. Pero además, como el ejercicio social de la lengua es tan limitado, la carencia de unidades léxicas para hablar y en grado mucho mayor, para escribir es alarmante. Por lo tanto, es momento de que los hablantes de la lengua quichua exijamos a los que conocen la escritura de esta lengua que nos transmitan las habilidades necesarias. Por otro lado, es importante que empecemos a plasmar en la escritura nuestra imaginación, nuestra comprensión del mundo, las ciencias y las técnicas propias de nuestra cultura.

Para hacer posible la expresión cabal de nuestras ideas, es necesario adaptar nuevos significados a términos antiguos. También es urgente crear términos nuevos, partiendo de las posibilidades morfológicas, sintácticas y semánticas del quichua, del significado radical y del principio creador inagotable de los morfemas.

La situación lingüística del quichua es distinta entre los dialectos de todo el Tawantinsuyu y en el Ecuador. Refiriéndonos a los dialectos del quichua ecuatoriano vemos que hay cuatro principales: el del centro, el del norte, el del sur y el de la Amazonía. Se ha avanzado un largo camino en la normalización de acuerdo a criterios de los hablantes o representantes entendidos en la lengua, por ejemplo, hay una convención para escribir con las 3 vocales y las 17 consonantes. Sin embargo, hay algunas dificultades, por ejemplo los diptongos, los fonemas aspirados y la escritura de asimilación progresiva y regresiva. La utilización errada de grafías imposibilita la comparación dialectal y la comprensión histórica de la lengua. Por todo esto es necesario educar e incentivar a la escritura a las nuevas generaciones.

Si hablamos de la poesía, el arte verbal quichua reúne una gran variedad de imágenes, formas y estructuras: las técnicas literarias deben ser valoradas porque manifiestan la originalidad y la fuerza creadora de un pueblo, en este caso del pueblo runa. Hasta ahora el arte verbal quichua se ha conservado en la tradición oral de los quichuas, sin embargo, lamentablemente, ya no guarda la coherencia del sistema originario y muchas veces aparece desordenado e incomprensible.

Se conoce como arte verbal al conjunto de formas artísticas conservadas en la tradición oral de los pueblos. La ausencia de escritura no ha impedido que en esta práctica cultural se manifieste un agudo sentido estético. Antes bien, el arte verbal establece normas para el proceso creador artístico y, tanto sus contenidos como sus formas están rigurosamente codificados de antemano y responden a clasificaciones estrictas. En ellas se agrupan hayllikuna (cantos guerreros), tarpuykuna (agrarios), chakuy (de caza), wañuy (lamentos fúnebres), rimaykuna (cuentos), arawikuna (poemas lírico-rituales), relatos mitológicos y legendarios.

Cada arte verbal es una variante de la cultura popular universal, pero a menudo, muestra tal originalidad que no siempre es apreciado. Esto sucede cuando se juzga el arte verbal de unas culturas, con los principios artísticos de culturas europeas. El arte verbal quichua está profundamente vinculado con las diferentes esferas de la vida social. Es una práctica colectiva que impulsa los intereses de toda la comunidad. En ella se manifiestan las situaciones compartidas, ya sea en la lucha, en el trabajo, en la minka, en la vida cotidiana o en el acontecer ritual. Así mismo expresa la percepción emocional de la realidad comunitaria y desempeña múltiples roles de entendimiento colectivo. Explica el mundo, la historia, la naturaleza y la vida social de los pueblos. La prosa cumple una función eminentemente comunicativa, en cambio, la poesía manifiesta los sentimientos profundos del pueblo.

Por todo lo anotado, es necesario reconstruir el sistema del arte verbal quichua y la escritura para que su pueblo pueda recuperar la capacidad de expresión literaria, científica y técnica, y así, fortalecerse como culturas originarias de este territorio. Nos toca de antemano encariñarnos con nuestra lengua madre, nos toca seguir transmitiendo a las nuevas generaciones el conocimiento de la lengua y ahora el conocimiento de la escritura.

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