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VLADIMIRO

A Vladimiro le gustaba el ocultismo y por esa razón buscó la asesoría de Jennifer,  la “bruja boliviana”, hija de  Gandhi, según Keiko Fujimori.

Vladimiro desde el alto puesto de superministro y principal asesor creó un enorme aparato de espionaje.
Vladimiro desde el alto puesto de superministro y principal asesor creó un enorme aparato de espionaje. Fotografía: Presidencia Perú

Marco Villarruel A.

Así, escuetamente, se titula una biografía no oficial que circula en estos días en el Perú sobre Vladimiro Montesinos, verdadero hombre fuerte del régimen de Alberto Fujimori.

Además, aunque han pasado casi veinte años de la estrepitosa caída del que podía ser el gobierno más corrupto y sanguinario de ese país, los detalles de la vida de este excéntrico personaje no dejan de llamar la atención.

Por otro lado, el autor, el periodista Luis Jochamowitz, reconoce que es una historia turbia que inicia en 1945, en la ciudad andina de Arequipa.  Fue en lo fundamental un militar pero de vida profesional azarosa.

Su labor de espionaje y contraespionaje la realizó en su carrera militar y luego de haber sido expulsado de las filas castrenses.  

Fue también abogado y como tal defendió a connotados jefes del narcotráfico peruano e internacional.

Estudió Sociología, Relaciones Públicas y se interesó por la planificación estratégica, actividad esta que  le permitió convertirse en el más importante asesor político-militar del expresidente Alberto Fujimori desde 1990 hasta el año 2000.

Montesinos desde el alto puesto de superministro y principal asesor creó un enorme aparato de espionaje a políticos, militares, altos dirigentes empresariales, periodistas, dirigentes sociales, y numerosos personajes del mundo diplomático e internacional.

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Y fue justamente la revelación de un video cohechando al gerente de una televisora lo que al final truncó su carrera.

La acusación de responsabilidad en el asesinato de los dirigentes indígenas y del magisterio universitario, a Vladimiro le llevó a la cárcel y condenado a 25 años de reclusión.

La biografía señala que estuvo dos veces en el Ecuador, específicamente en Guayaquil. La primera pasó un muy mal momento en el aeropuerto  en 1983.

La segunda en el 2000 cuando  debió fugar de su país al desmoronarse el gobierno fujimorista. 

A Vladimiro le gustaba el ocultismo y por esa razón buscó la asesoría de Jennifer,  la “bruja boliviana”, hija de  Gandhi, según Keiko Fujimori. 

La enigmática boliviana fue recomendada reiteradamente por el expresidente ecuatoriano Jamil Mahuad, entrañable amigo de Fujimori en sus presidencias y también luego de sus mandatos. 

Jennifer predijo de manera certera la caída de Montesinos y de su siniestro imperio. Dice la biografía.

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