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LOS RECOVECOS DE LA SERENISSIMA VENEZIA

La Serenissima ciudad estado de Venezia, es nuestra primera parada en el viaje a las Islas Griegas. La Dama, que desde sus primeros tiempos, cautivó a todo el que llegaba, sigue fascinando. Aunque ahora el exceso de turistas, hace casi imposible deleitarse de sus rincones e historias medievales. La ciudad que Marco Polo describía a Kublai Kan, fue un centro de comercio y una parada obligada de quienes viajaban por la ruta de la seda. También para los cruzados que iban hacia Oriente.

La Serenissima ciudad estado de Venezia, es nuestra primera parada en el viaje a las Islas Griegas.
La Serenissima ciudad estado de Venezia, es nuestra primera parada en el viaje a las Islas Griegas. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
La ciudad que Marco Polo describía a Kublai Kan, fue un centro de comercio.
La ciudad que Marco Polo describía a Kublai Kan, fue un centro de comercio. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
El exceso de turistas en Venezia, hace casi imposible deleitarse de sus rincones e historias medievales una de ellas la plaza de San Marcos
El exceso de turistas en Venezia, hace casi imposible deleitarse de sus rincones e historias medievales una de ellas la plaza de San Marcos. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

Ante nuestros ojos la serenessima Venezia se muestra engalanada con vidrieras de azul inmenso, como el mar. Asimismo aparece con sus contraluces mágicos de verano, con sus balaustradas de caprichosas formas.

Y finalmente descubre su arte veneto-bizantino, que recrea los tiempos en que desplegó su poderío de Oriente a Occidente, de Europa a Bizancio. Venecia, es cuna de comerciantes y mercaderes, de grandes fortunas acuñadas.

Es origen de leyendas, como la ya nombrada de Marco Polo, que a través de sus relatos nos transporta por la Ruta de la Seda. Nos lleva a los reinos de Mongolia y China, del gran Kublai Kan, excelentísimo primer emperador chino de la dinastía Yuan, con riquezas por todos anheladas.

La Serenissima Venezia: Una de esas «ciudades invisibles» de Ítalo Calvino

Venezia es la ciudad donde encontramos algo de todas las otras ciudades que hemos visitado. En ella nos encontramos con esas «ciudades invisibles»  que nos narra Italo Calvino, que a medida que se acomodan con las palabras, se «desdibujan» en la memoria.

La Dama, es el primer desembarco en una nueva aventura viajera, en la que buscamos el laberinto del Minotauro, a través de míticas islas griegas. Pero pasaremos primero por la magia de las costas dálmatas de Croacia, por Trogir y Split.

Afortunadamente nosotros no llegamos en el “acqua alta”, como se conoce a la marea alta, que inunda hasta dos veces en un mismo día la mítica Plaza de San Marcos, la única en la ciudad, porque los demás son “campielli”. San Marcos, majestuosa y foco de atracción de miles de turistas que como nosotros buscan el mejor ángulo, para capturar esa luz especial, que se despliegue sobre ella cual divinidad, ese contraste, ese instante, que no se pueda olvidar.

En Venezia nos encontramos con esas "ciudades invisibles"  que nos narra Italo Calvino.
En Venezia nos encontramos con esas «ciudades invisibles»  que nos narra Italo Calvino. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
La fachada de San Marcos es llena de arte, sus fresco son verdaderas obras de arte religioso.
La fachada de San Marcos es llena de arte, sus fresco son verdaderas obras de arte religioso. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
Gondoleros de robustos brazos tatuados, cuya vida es Venezia y su góndola.
Gondoleros de robustos brazos tatuados, cuya vida es Venezia y su góndola. Fotografía: Patricio Realpe. Patricio Realpe/ChakanaNews

Descubriendo la Venecia del Carnaval

Con esos nuevos amigos que haces en un crucero, caminamos en busca de sus puentes, esos que arquean su lomo sobre los canales, componiendo una figura perfecta.

Primero está el Puente de los Suspiros. Equivocada, evoco algún encuentro romántico, que nunca se dio, ya que en dicho puente quienes suspiraban eran los condenados, conducidos a la prisión inquisitorial, Piombi, y que en la mayoría de los casos verían mar y cielo unidos por última vez.

A pesar de los más de 40 grados del verano, también se hace notar la Venezia del carnaval, por donde vas encuentras en venta las máscaras, que los amantes de los placeres utilizan en esa fecha. También  nos encontramos un mimo que pasea por sus calles y da un tinte nostálgico de otras épocas de La Serenissima.

Serenissima Venecia: Ciudad de los canales

Venecia o Venezia en italiano, también es la “ciudad de los canales” que como vasos comunicantes nos conducen a cualquier punto de las más de 120 pequeñas islas que la conforman. Estos canales nos llevarán al amor más romántico o al amor fatal. Tal vez de la mano de uno de aquellos gondoleros de robustos brazos tatuados, cuya vida es Venezia y su góndola, a la que siguen conduciendo y mimando. Hoy trabajan sólo para deleite del turista, otrora era el único medio de transporte en la ciudad.

Poco después, al bajar de la góndola, nos encontramos con una de las tiendas en la que se pueden adquirir el arte de Murano. No lo llegamos a ver, pero eso es para una nueva visita en los Carnavales de la mítica ciudad.

Y llega el momento de retornar a nuestro barco. Desde allí, desde la parte más alta de la cubierta, decimos adiós a una Venecia, que se despide de nosotros con una imagen sublime, como es la ciudad.

La serenissima compone así un cuadro digno de un Carpaccio, Tiziano, Canaletto o Tintoretto. Contemplada la ciudad desde nuestra altura, nos hace sentir semidioses, capaces de captar toda su luz y color. Incluso podríamos derrotar a ese Minotauro con el que más tarde nos encontraremos. Un atardecer de ensueño.

En las tiendas de la ciudad se pueden adquirir el arte de Murano.
En las tiendas de la ciudad se pueden adquirir el arte de Murano. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
La calle hace notar la Venezia del carnaval.
La calle hace notar la Venezia del carnaval. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
La serenissima compone así un cuadro digno de un Carpaccio, Tiziano, Canaletto o Tintoretto.
La serenissima compone así un cuadro digno de un Carpaccio, Tiziano, Canaletto o Tintoretto. Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews
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