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MARIANO RAJOY: CAÍDA Y ¿LIMPIA?

M. Rajoy ha caído. Por primera vez en España un político llega a la presidencia del gobierno mediante una moción de censura al anterior titular del cargo, sin mediar elecciones. A partir de hoy, 2 de junio, Pedro Sánchez Castejón, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), será investido presidente del Gobierno de España. Este evento político sin precedentes es consecuencia directa de un largo forcejeo judicial y tiene consecuencias políticas que pueden ser radicales para el futuro de España, o no.

Sánchez y Rajoy

Fotografía: Moncloa

Los antecedentes

“Luis, sé fuerte”. Esta famosa frase, enviada por M. Rajoy a Luis Bárcenas por SMS puede describir el largo proceso judicial que desde el 2007 ha venido aguantando el Partido Popular (PP) por la trama de corrupción conocida como ‘Caso Gürtel’. Entre 2007 y 2009 se conocieron las relaciones entre el empresario Francisco Correa y una red de corrupción que involucra a funcionarios del PP de la comunidad valenciana y de Madrid que han recibido sobresueldos y coimas por contratos con empresas. De ese mismo caso se deriva el caso Bárcenas que investiga al extesorero del PP y la existencia de una contabilidad paralela (“caja b”) en la cual aparecieron los nombres de altos funcionarios del partido, incluyendo M. Rajoy.

Hace una semana la Audiencia Nacional sentenció a 29 personas por el caso Gürtel. Entre los condenados están el propio Bárcenas (33 años), su esposa, Rosalía Iglesias (15 años), Correa (51 años), entre otros. Además, se encontró responsabilidad civil del PP, que fue obligado a pagar casi 250.000 euros.

La moción de censura

Ante este escenario, los partidos políticos de oposición encontraron una oportunidad de oro para echar del gobierno al PP. El mismo día que se conoció la sentencia, Pedro Sánchez tenía lista la moción de censura, para la cual faltaban reunir unos pocos votos faltantes. El PP intentó cerrar filas con todas sus fuerzas y apeló a estrategias clásicas: el miedo y la espera. M. Rajoy y otros portavoces del PP salieron durante jornadas previas a mencionar que sería desastroso para España si la moción de censura avanza: inestabilidad, pobreza, secesionismo. Además de ello, M. Rajoy usó una vieja táctica: esperar. Si la moción no conseguía los apoyos suficientes, saldría airoso una vez más. En esta ocasión, como en muchas otras, el jugador clave fue el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Las fuerzas conjuntas de la oposición, PSOE, Unidos Podemos, Confluencias, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), entre otros, sumaban 175 votos, uno por debajo de la mayoría necesaria. M. Rajoy apenas contó con el apoyo de Ciudadanos y de otras fuerzas periféricas, en total 169 votos. M. Rajoy tenía opción de jugar “sucio”, algo que después de que su partido fuera sentenciado por corrupción no parecía una mala idea. El expresidente podía haber dimitido al cargo, y mientras se convocaba a nuevas elecciones se mantenía como presidente “en funciones”, tal como ocurrió cuando no se pudo formar gobierno hace dos años.

La clave estaba en lograr el apoyo del PNV, que ya había sido un aliado del PP a última hora para aprobar los presupuestos hacía menos de una semana. Por ello, la maniobra política de Sánchez para contentar a todos fue mantener los presupuestos aprobados (que había pactado el PNV con el PP) y de ese modo conseguir el apoyo de los vascos, y seguir adelante con la moción de censura asegurando el apoyo de las fuerzas de oposición.

Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy

Fotografía: Moncloa

Las consecuencias

Cambiar todo para que nada cambie. A veces en política los cambios más esperados suelen venir con grandes decepciones. La primera de ellas el anuncio de Sánchez de gobernar con los presupuestos aprobados por el PP. Ello implica recortes en gasto social, y aumentos irrisorios en cuanto a pensiones de jubilación y salarios. Otro elemento que parece permanecer igual es la tibieza de la justicia. A día de hoy, la esposa de Bárcenas se encuentra libre al haber pagado una fianza de aproximadamente 200.000 euros.

Otro elemento que parece no cambiar es el panorama político electoral. Con la incertidumbre de la convocatoria a elecciones, es alta la probabilidad de que el escenario no cambie y se mantenga un impasse entre las cuatro principales fuerzas para formar gobierno con mayoría estable. En este plano, la mayor novedad puede ser el ascenso de Ciudadanos, quienes han explotado la crisis entre España y Catalunya y ha despuntado en la mayoría de encuestas.

Finalmente, queda la incógnita sobre el mantenimiento de la aplicación del artículo 155 en Catalunya. Esto puede ser fundamental para el futuro de Sánchez en el gobierno, ya que muchos de sus apoyos están pendientes de una decisión sobre ese aspecto. Sánchez ha sido moderado y ha llamado al diálogo en sus intervenciones durante la moción de censura, pero el apoyo de las fuerzas de oposición al gobierno del PP puede quedar en una mera alianza de coyuntura.

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