Written by: Destacadas Opinión Política

ECUADOR, «ESCAPAR HACIA ADELANTE»

“La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para beneficio de gentes que si se conocen pero que no se masacran.” Paul Valery

Fotografía: Patricio Realpe

La teoría de juegos intenta explicar el resultado de una situación, o el curso de unas acciones basándose principalmente en los intereses de los actores y las opciones que tienen para actuar. En las negociaciones sobre violencia se evalúa la posibilidad de ir a una guerra, es decir, de asumir los costos de ello, contra la probabilidad de no hacerlo y evitarlos, entre otros factores. En negociaciones con algún grado de confianza (diplomática, por ejemplo), tiene sentido pensar que la contraparte respetará los acuerdos y exigencias, o al menos seguirá sus intereses de una manera coherente. Sin embargo, cuando se trata de negociar con narcoterrorismo es válido pensar que el curso de los hechos sea diferente al de las promesas. Luego, la escalada de violencia es cuestión de tiempo porque nadie quiere dar su brazo a torcer, y parar significa perder. La única escapatoria visible es hacia adelante.

El presidente Moreno ha cometido errores y aciertos en el manejo de la situación de los periodistas ecuatorianos asesinados por el grupo disidente de las FARC, el Frente Oliver Sinisterra. Uno de los aciertos fue intentar una negociación mientras se tenía alguna posibilidad, por mínima que fuera, de recuperar a los periodistas con vida. Sin embargo, una vez que esta no llegó a buen puerto, las amenazas al aire no hicieron más que incrementar los niveles de beligerancia y elevar los niveles de violencia. Luego, con cada ultimátum, el presidente no hace más que crispar la situación y alejar una salida pacífica. Lo último, ocurrido hace pocas horas fue el ultimátum para que el líder del Frente Oliver Sinisterra, alias Guacho, se entregue en diez días. La respuesta no se hizo esperar. Guacho confirma el secuestro de 2 personas más en la frontera norte. En estos casos, y muy a pesar de los deseos de solución al conflicto, lo más probable que ocurra es que la situación empeore y exista una escalada de violencia.

En una suerte de “populismo bélico”, Moreno comete el error de dar cabida a aquellas voces que piden “ir con todo” a la frontera norte, y lanza amenazas sin considerar las repercusiones o represalias de los grupos armados. No hay estrategia ante el conflicto, no hay aprendizaje de las experiencias colombiana y mexicana, y hay serias dudas de que la fuerza militar ecuatoriana sea suficiente para hacer frente al poder bélico de los terroristas.

Algunas voces autorizadas, como la del coronel Mario Pazmiño, señalan que el proceso de Paz colombiano ha traído más incertidumbres y problemas a la región que soluciones, principalmente porque no se pensó en el manejo de toda la guerrilla en los niveles más bajos, sino solo en el secretariado. Entonces, era una cuestión de tiempo que el problema del narco explotara en Ecuador con violencia. De hecho, una de las exigencias de los secuestradores, que se dio a conocer por los medios, fue que Ecuador renuncie al acuerdo antidrogas con Colombia, probablemente refiriéndose al operativo conjunto “Fortaleza 67” en el que se capturó a 11 sospechosos en agosto de 2017.

Moreno y sus ministros deben entender que no hay salida fácil al conflicto en la frontera norte, pero se debe empezar por reconocer que, si se busca la paz, se debe actuar en consecuencia. Incrementar la presencia del estado no significa solo presencia militar o armada. Esmeraldas ha sido una provincia olvidada durante décadas. Es un buen punto para empezar, por ejemplo. No hay salida pacífica posible cuando la única escapatoria que quieren ver los gobernantes es hacia adelante.

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